Con buenos tiempos de alabanza y adoración nos sumergimos en su divina presencia, para ser llevados a un nivel superior, un nivel de identidad, consagración y ministerio.
En todos los cultos, el Señor usó a jóvenes para ministrar a una generación que está desesperada por su presencia, desesperada por un gran avivamiento, una generación que conquistará a México, en el poder del Nombre de JESUCRISTO.